lunes, 20 de septiembre de 2010

falso pero muy bello

Blancas: H. Suechting (Alemania).

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Negras: J. Metger (Alemania).

Apertura Española (C67). Berlín, 1897.

“Nunca permitas que la realidad te estropee un buen reportaje“, reza un cínico principio del peor periodismo. En esta partida ocurre algo similar; lo que fue y lo que pudo ser (diagrama) es bellísimo, aunque falso: 1 e4 e5 2 Cf3 Cc6 3 Ab5 Cf6 4 0–0 Cxe4 5 d4 Ae7 6 d5?! Cd6 7 Axc6 dxc6 8 dxc6 f6 9 cxb7 Axb7 (los alfiles negros serán peligrosos) 10 c4 (especula con el jaque en a4) 10 ..0–0 11 b3 Ce4 12 Ae3 De8 13 Cfd2 Dg6 14 f3 Cg5 15 Cc3 Tfd8 (también era muy fuerte 15 ..Dd3!) 16 De2 f5! 17 Rh1 Af6 18 Tac1 Ce6 19 Ca4 Cd4 20 De1 f4 21 Ag1? (lo mejor era eliminar el peligroso caballo y recolocar el de a4, vía c5-e4) 21 ..Cf5 22 Af2 Txd2?! (bastaba 22 ..Ce3 para elevar la presión, la idea de Metger es falsa –por la indefensión del Ab7- pero muy placentera) 23 Dxd2 Td8 24 De1? (había que ganar un tiempo, atacando en b7, para que el caballo controlase e4: 24 Db4! Ac6 25 Cc3 Td2 -o bien 25 ..Ce3 26 Axe3 fxe3 27 Tcd1, con ventaja ganadora- 26 Ce4 Txa2 27 Db8+ Ae8 28 Dxc7, con ventaja decisiva) 24 ..e4! 25 fxe4 Axe4 26 Dxe4 (durante años se ha creído que las blancas se salvaban con 26 Tg1 [diagrama] pero no es cierto, por una combinación muy bella: 26 ..Ad4!! 27 Td1 -si 27 Axd4 Cg3+ 28 hxg3 Dh5 mate- 27 ..Te8! 28 Txd4 Cxd4! -mucho mejor que el jaque en g2- 29 Dd1 f3!, con ataque ganador) 26 ..Cg3+ 27 Axg3 Dxe4 28 Txf4 De2 (en otras posiciones, torre, caballo y peón pueden compensar una dama, pero no en ésta) 29 Te1 Td1 30 Tg1 Txg1+ 31 Rxg1 Ad4+! 32 Txd4 De3+ 33 Rf1 Dxd4 34 Axc7 Df6+ 35 Rg1 Da1+, y Süchting se rindió. Correspondencia: ajedrez@elpais.es

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Bent Larsen, ajedrecista danés, un amable guerrero en jaque

i Miguel de Unamuno hubiese conocido al danés Bent Larsen -fallecido el 9 de septiembre en Buenos Aires, a los 75 años, tras una hemorragia cerebral- quizá no habría pronunciado su errónea sentencia: "El ajedrez solo desarrolla la inteligencia para jugar al ajedrez". Muy culto, políglota (hablaba unos ocho idiomas) y excelente conversador, Larsen fue uno de los jugadores más brillantes y combativos del siglo XX, y convirtió a Las Palmas de Gran Canaria, donde residió varios años, en una de las capitales del ajedrez mundial. Larsen (Thisted, 1935) encarnaba como pocos los tres ámbitos que siempre se atribuyen al ajedrez: era un gran artista, por la creatividad de sus partidas; un minucioso científico, por la precisión de sus análisis escritos; y un deportista indómito, que solo aceptaba el empate si era inevitable. Todo salpimentado por un amor infinito a su profesión. Si se cuentan solo los resultados en torneos de muchos jugadores por sistema de liga, el Larsen de su mejor época (1967-1971) es probablemente el segundo mejor de todos los tiempos, tras Anatoli Kárpov. Pero su estilo era demasiado arriesgado para los duelos eliminatorios del Campeonato del Mundo, donde el adversario es el mismo todos los días. Aun así, logró la hazaña de llegar tres veces seguidas a las semifinales del Torneo de Candidatos, pero sufrió ante Bobby Fischer una de las derrotas más estrepitosas de la historia (6-0) en las de 1971.

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Su inconfundible vozarrón amenizaba las tertulias posteriores con sus colegas, no solo sobre ajedrez. El serbio Ljubomir Ljubójevic recuerda una larga noche en el torneo de Orense de 1975, tras algunos tragos: "Larsen se puso a recitar el Hamlet de Shakespeare; se lo sabía de memoria". El ex campeón de España Txelu Fernández, residente en Canarias, también le trató mucho: "Contrariamente a otras estrellas, estaba siempre dispuesto a la conversación, sobre la partida recién jugada o cualquier otro tema. Sus artículos en la revista Ajedrez Canario eran formidables, y su labor en las islas en los años setenta aún perdura". Le propusieron que se dedicase a la política en Dinamarca, donde era un héroe nacional, pero tenía claro su camino: "En mi infancia superé la varicela y otras enfermedades, pero el ajedrez formará siempre parte de mi identidad", dijo en 1980 al arriba firmante.

Si todos los ajedrecistas profesionales fuesen como él, no se habría necesitado prohibir los empates rápidos sin lucha. En el torneo de Manila 1973, el filipino Cardoso ofreció tablas tras los primeros movimientos: "¡No, es demasiado pronto para empatar!", fue la respuesta. Dos horas después, el asiático insistió. "Me temo, señor Cardoso, que ahora ya es demasiado tarde", contestó. Desde el jueves es demasiado tarde para disfrutar de su inteligente conversación, pero no para seguir deleitándonos con las partidas y análisis de un valiente artista científico.